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“El Caribe hervía de conspiradores venezolanos en el exilio”

 “La generación de los perseguidos” es un reportaje escrito en 1958 por Gabriel García Márquez en Caracas tras la llegada de Rómulo Betancourt a Venezuela después de su exilio durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. En su crónica, como llama García Márquez a su texto, reconoce el periplo de los hombres que marcaron la pauta política en el país caribeño para recuperar la democracia. Son cuatro nombres: Jóvito Villalba, Gustavo Machado, Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. Este último, el más joven de los cuatro y el único que no fue exiliado durante la dictadura, pues dada su edad, estaba en proceso de formación y su talante democrático no fue una gran amenaza para el dictador. Por otro lado, Gustavo Machado, el de mayor experiencia revoltosa y con más recursos económicos para sostener su rebeldía en el exilio, tuvo entre sus proyectos desembarcar armamento en Venezuela con un barco ruso, idea que les pareció más graciosa que ambiciosa a los soviéticos; un fracaso clandestino que no hizo mella en su ímpetu por encontrar las formas de liberar el país. Del mismo modo, Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt trabajaban desde la clandestinidad en y para Venezuela, este último con una capacidad de liderazgo y ejecución impresionante, ofrecía conferencias, publicaba en la prensa y comandaba desembarcos armados, actividades que lo hacían más susceptible de persecución política antes del exilio. Jóvito Villalba, por su parte, fue exiliado tres veces, durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, uno de esos exilios gracias a la delación de Vallenilla Lanz, además, fue encarcelado y estudió derecho durante su privación de libertad. En este contexto, dice García Márquez que “El Caribe hervía de conspiradores venezolanos en el exilio”.





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